Moda: Más que una peluca, es vida - Directo BC
Más que una peluca, es vida
Sumario
La peluca para pacientes oncológicas se ha convertido en un objeto que le ayuda a las mismas a sobrellevar la enfermedad y sus tratamientos. En este reportaje, se expone el recorrido que tiene que realizarse para que una peluca llegue a las manos de alguien que la necesita.
Título: Más que una peluca, es vida
Título 2: Del pelo donado a la “cura” temprana.
El cáncer de mama es un problema de salud pública. La liga colombiana contra el cáncer expone que este tipo de cáncer es el que tiene mayor incidencia en el país. Según la entidad Cuenta de Alto Costo (CAC), solo en el 2023 se reportaron más de 91 mil casos nuevos. Por lo que la detección temprana se ha vuelto una propuesta constante en Colombia.
A pesar de los esfuerzos, los casos continúan y los tratamientos de quimioterapia, que causan pérdida de cabello, no se han detenido. Por lo que las pelucas, desde hace algunos años, se han convertido en una opción para las pacientes que están pasando por estos tratamientos. Este objeto ha permitido a las mismas sobrellevar su situación y recuperar la autoestima. Pero la elaboración de una de estas es largo y complejo.
Donar para ayudar
La creación de las pelucas para pacientes oncológicas requiere de un proceso que pasa por muchas manos: es. El esfuerzo es múltiple. Solo para una peluca, se necesita, aproximadamente, el cabello de 5 a 10 personas, lo que corresponde a 1 kilo de pelo. El principal requisito es que cada mechón de pelo donado debe ser de mínimo, 25 centímetros de largo. Afortunadamente, la donación de este se ha popularizado con los años a través de redes sociales y campañas en las que se promueve este acto. Esto no quiere decir que dejó de ser una necesidad constante, al contrario, es importante que la donación de cabello aumente.
La asociación Apoyo a Mujeres con Enfermedades de Seno (AMESE), es una organización sin ánimo de lucro que se ha encargado de ofrecer un acompañamiento integral a aquellas mujeres que atraviesan un tratamiento oncológico, específicamente cáncer de mama o de tipos ginecológicos. Uno de sus tantos trabajos, es recolectar todo el pelo posible a través de donaciones individuales o realizando jornadas de donación en diferentes lugares en Bogotá. Estas jornadas se realizan en peluquerías, por ejemplo, en donde las mismas prestan sus servicios e instalaciones para que las personas se motiven a donar. Además, se cuenta con el acompañamiento de la asociación, en esos espacios, para que la donación se haga de manera informada. Todo lo recolectado, se verá transformado, tiempo después, en una peluca.
Jessica Potes, quien donó pelo a esta asociación, considera que, “es importante que las personas donen su pelo, no solo por el acto mismo, sino, para conocer todo el proceso que hay detrás”. Michelle Barreto, otra donante, considera que, “alrededor de la donación de cabello hay mucho tabú, hay muchas personas que desconfían del pelo donado, piensan que es vendido o falso”. Barreto ha logrado confirmar que el cabello entregado es un proceso real que tiempo después se ve transformado en una peluca. Ambas donantes consideran que el acto, además de necesario, es uno que se hace con amor, que llena de satisfacción y que ayuda a ponerse en los zapatos de las mujeres que están atravesado fuertes procesos de quimioterapias; que afectan gravemente su estado de ánimo, por cuestiones químicas y por la pérdida de pelo.
No es por arte de magia
Realizar una peluca con pelo real no es trabajo sencillo. Todo se hace a mano o con máquina de tejer; no hay ningún proceso químico o industrial. Jorge Sarmiento, dueño y director de Procesos Capilares, compañía que realiza pelucas y que también aporta a la donación de estas a la asociación AMESE, considera que el trabajo que hacen es una cuestión social. Opina que, “la peluca entra a resguardar a la persona, para que no la vean como alguien que está enferma”. Agrega que este objeto, aunque pasa por la estética, es una cuestión mental que le ayuda a las pacientes sentirse mejor con su imagen personal.
El diseño de la peluca, para las fundaciones, es el resultado del tipo de cabello que se recolectó en las donaciones. Según Sarmiento, lo primero que se hace es la clasificación del mismodel mismo, para compararlo con los otros tipos que han recibido. Para la composición de una peluca, se necesita que el pelo obtenido cumpla con características similares. Deben tener el mismo largo, un color y textura parecidos y que el tipo de cabello (por ejemplo, rizado o liso), sea el similar. Según él, “el cabello tiene memoria y, su estructura de nacimiento se mantiene después de ser cortado”. Por eso, definir el estilo es tan importante. Una mala clasificación del mismo,mismo puede generar, tiempo después, que la peluca se vea falsa, al combinar tipos de pelo que no se complementaban.
Después de la clasificación del pelo, lo siguiente, se realiza sobre una base de proletano, que tiene una textura similar a la piel, la cual tiene diferentes tamaños y formas que hacen variar el tipo de peluca. En general, hay tres tipos. Los laterales que van de izquierda a derecha (o viceversa), los del centro, que tienen forma de pera y los superiores, que abarcan casi toda la parte de superior de la cabeza. La base es elegida según el tipo de peinado y estilo que se desee y se necesite. Procesos Capilares (la compañía que hace las pelucas), utiliza los diferentes tipos de tamaños para cubrir todos los estilos posibles y así, tener más oferta de pelucas para las fundaciones, abarcando todas las necesidades probables.
Después de la elección, viene la etapa quirúrgica. El trabajo que se realiza en este punto requiere de precisión máxima. La inyección del pelo en la base de proletano se hace cabello por cabello. El proceso busca insertar individualmente cada uno de ellos, para darle más realismo a la peluca. Katherine Ortega, quien realiza este trabajo comenta que “este proceso puede demorar, en promedio, de 1 a 2 días, máximo 3”. Sus dedos sostienen unos cuantos cabellos que, uno a uno, son arrastrados con la punta de la aguja para ser inyectados en la base seleccionada. Karen García, quien también hace la inyección de pelo, considera que, “para este trabajo , se necesita mucha paciencia y dedicación”. Katherine Ortega y Yeimy Malagón, quienes componen el equipo que ejecuta este milimétrico trabajo, están de acuerdo al decir que no todos pueden hacer lo que ellas hacen y que su trabajo se compone en suplir una necesidad, para que las personas recuperen su imagen y su confianza.
Cabe aclarar que la peluca está compuesta, no solo por la base de proletano, sino que está integrada por un gorro tejido, el cual tiene intersecciones, en donde se adhiere más cabello. Es necesario que los mechones de cada confluencia midan exactamente lo mismo. Es decir, si en la primera intersección se ponen mechones de 30 centímetros, en los encuentros restantes, se debe poner ese mismo largo. Buscan darle un estilo de “capas”, para que la peluca tenga el efecto de un pelo que nace en diferentes partes, para que se vea más real. Katherine Castro está a cargo del tejido del cabello de cada tira de pelo, que luego será unida a cada intersección del gorro. Sobre 3 hilos ampliamente estirados, hace amarres en forma de M, de unos cuantos mechones de pelo que son unidos gracias a la presión que se realiza. Castro, dice que cada tira se demora aproximadamente 2 horas, pero eso depende del largo que se va a realizar.
En el ensamble de las partes se une el trabajo de la inyección de las pieles y el tejido del cabello. La base de proletano es unida al gorro, en donde después, son adheridas las tiras de cabello que se realizaron en el tejido a cada intersección del mismo. En este punto, se comprende porqué se necesitan donaciones de cabello de mínimo 25 centímetros de largo. Pues después del tejido y la inyección, se pierden unos cuantos milímetros de pelo, por lo que, si el largo es menor a lo requerido, la peluca se verá dispareja y falsa. Maricela Díaz es la responsable de unir el trabajo de sus compañeras. Ella hace que la disposición del cabello en el gorro tenga coherencia. El estilo de capas, permite que estas pelucas tengan un largo mucho mayor y sean más versátiles para las pacientes que las reciben.
El último proceso es el estilismo de la peluca completa. Una vez ha sido ensamblada la pieza, la misma pasa por una tintura. El procedimiento es el mismo que se hace en una peluquería. Se necesitan tintes, decolorantes, peróxidos y aluminio. Mónica Corredor, una de las encargadas de esta parte, dice que, “el objetivo es acercarse al color deseado en un 90%”. Aunque el trabajo no es sencillo. Angie Lara, quien también se encarga del proceso de estilismo, comenta que las pelucas, “al componerse por diferentes tipos pelos, los tientes y colores no reaccionan de la misma forma para cada cabello donado”. Siendo este el mayor reto, ellas, buscan hacer diferentes combinaciones de colorantes para que exista una homogeneidad aparente en toda la pieza. Cuando los tonos logran ser combinados, este proceso, junto con el lavado, secado y corte final, se puede demorar un día completo.
Compañía y ayuda
AMESE, además de recolectar el cabello, lleva 18 años en Colombia prestando un servicio integral y gratuito a las mujeres que más lo necesitan. Lizeth Rivera, directora y representante jurídica de la asociación, dice que el objetivo de ellos es, “poder acercar a mujeres de estratos 1, 2 y 3 a lujos que una mujer con medicina pre pagada si puede pagar, por ejemplo, las pelucas”. Esta asociación cuenta con el único banco de pelucas para pacientes oncológicas en todo Colombia. Ellas, trabajan bajo una modalidad llamada “solidaridad con las pelucas”. Esta lógica permite una donación constante de las mismas que empieza con alguna mujer que está perdiendo su pelo a causa de las quimioterapias. Pero, cuando una de ellas logra recuperar su cabello natural o, desafortunadamente pierde la batalla contra el cáncer, la peluca que recibieron, vuelve al banco para ser reusada por otra paciente. Según Rivera, una de estas tiene una vida útil de 10 años, por lo que puede ser utilizada, en promedio, por 6 pacientes a lo largo de ese tiempo.
Al realizar un acompañamiento completo, AMESE, también presta servicios psicológicos con enfoque en salud, totalmente gratuitos. María Chaparro, psicóloga y directora de programas de esta asociación, asegura que, “la idea es evitar la congestión de información en las personas, buscamos que las pacientes tengan una información clara. Queremos mostrarles que el cáncer no significa muerte, buscamos exponer tratamientos y oportunidades”. Por lo mismo, este seguimiento pretende que estas mujeres se sientan seguras en el proceso, para liberar incertidumbres sobre el mismo. Según Chaparro, el enfoque psicológico se centra en esos aspectos que más puedan ser vulnerables. Este proceso lo catalogan como el “reconocimiento y aborde de áreas de ajuste”. En este, se recolecta información de las pacientes, a través de su historia clínica, para dirigir las conversaciones a las necesidades que cada una requiere; puesto que cada paciente está viviendo algo completamente diferente.
“La pérdida de cabello no solo afecta la parte de regulación emocional, sino también, la autoestima. En AMESE queremos que ellas conozcan más sus emociones, su funcionamiento, debemos conocerlas para entenderlas”, agrega Chaparro. Por lo mismo, el banco de pelucas se centra en tres factores principales a fortalecer: la auto imagen, la autoestima y el auto concepto. El proceso conjunto pretende liberar las cargas emocionales a largo plazo, identificando las situaciones problema que llevan a las pacientes a desencadenar sentimientos incontrolables. En la asociación buscan que las mujeres, durante su tratamiento, puedan tomar decisiones más conscientes e inteligentes sobre sus actos, pues cualquier paso en falso, puede desencadenar un conjunto de repercusiones muy grande.
Rivera asegura que uno de los factores más importante dentro de la asociación es el tipo de lenguaje que se utiliza con las pacientes. “Queremos que las mujeres se quiten el pensamiento de que el cáncer es su culpa”, agrega. Por eso, en AMESE hay un proceso de instrucción a los empleados, para que todos hablen de una forma determinada con las mujeres, evitando la re victimización, por ejemplo. Además, cuentan con un servicio de grupos de apoyo, en donde las pacientes tienen un acercamiento con otras mujeres que están pasando por situaciones similares. Según Chaparro, cada seis meses se forman círculos de mujeres en donde se hacen charlas, enfocadas en diferentes temas. “Estos grupos ayudan a entender que no están solas, ver que otras personas están viviendo lo mismo ayuda a entender lo que está sucediendo. Estas reuniones ayudan a formar amistades entre las mismas pacientes. Acá, encuentran espacios de apoyo, para hablar y oír a otras mujeres”, agrega Chaparro.
El cáncer de mama es una lucha constante
La quimioterapia ayuda a combatir el cáncer, pero como efecto secundario, debilita físicamente a quienes tienen que pasar por el procedimiento. Además, es la causa de la caída del cabello y del desgaste anímico que genera esa pérdida. Rosa Rodríguez es sobreviviente de cáncer de mama, pero, actualmente la enfermedad reaparición en su otro seno. Para su primer tratamiento, en el 2010, tuvo que recurrir a usar una peluca. Comenta que, “la caída del cabello es dolorosa, en cuanto a lo físico y lo mental”. Ivonne Acosta, actualmente tiene cáncer de seno y perdió su cabello gracias a los tratamientos. Ella considera que, “la importancia del pelo en una mujer es mucha, nos define, es algo que nos distingue”. Agrega que el perderlo “fue un proceso de duelo, le hice una carta de despedida”.
Rodríguez dice que “perder el pelo es un trauma”. Destaca que la pérdida de este aspecto, para una mujer, es una cuestión vital que altera la forma en la que se perciben a sí mismas y como las ven las demás personas. Durante esa dura etapa, la paciente comenta que dejó de mirarse al espejo durante mucho tiempo. Pero la peluca le devolvió la vida. “La peluca es algo muy bonito porque te ayuda a subir la autoestima. Al colocártela, te ves con más vida, la apariencia física cambia”, comenta Rodríguez. Aunque Acosta eligió no utilizar peluca porque no se sentía cómoda, expresa que “la peluca es una decisión”. Ella utiliza turbante para tapar su cabeza, pero es consciente de cómo “proteger la calvicie ayuda mucho en el proceso de recuperar la autoestima”.
María Chaparro, psicóloga de AMESE considera que, “la peluca es algo significativo, es algo valioso para las pacientes. Es salir y mostrarle a los demás que estás bien. Ayuda ver algo positivo, demostrar que se está logrando”. Aun cuando Acosta no usa peluca, considera que la misma “es un apoyo a la autoestima”. “El poder de la decisión, verse al espejo y determinar cómo te sientes mejor, es lo más importante. Ya sea con peluca o turbante”, agrega la paciente.
Según comenta Chaparro, uno de los principales problemas que tienen las mujeres que están perdiendo pelo, son las personas en la calle que se quedan mirándolas como si fueran “un bicho raro”. Rosa Rodríguez lo constata, considera que, “los seres humanos somos crueles, ver a una persona calva, señalarla, juzgarla, criticarla y rechazarla es muy fácil”. Ella declaró que varias veces se sintió rechazada por tener una enfermedad que ella nunca pidió. Se sentía excluida.
Afortunadamente la peluca se convirtió en una forma de “volver a entrar a la sociedad”, asegura. Con o sin peluca, Ivonne Acosta piensa que “el arreglarse, mirarse al espejo y sentirse un poco mejor, ayuda en este proceso de sanación”. La peluca es una decisión y la forma en la que ayuda a las pacientes a sobre llevar la enfermedad es un agregado por el cual se opta. Porque con turbante o peluca, el cáncer de mama sigue siendo una lucha constante.
Para donar el cabello se requieren, mínimo 25 centímetros
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La peluca se compone por una base de proletano en la parte superior y por un gorro que tiene intersecciones en donde se adhieren tiras de cabello
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La inyección de cabello se hace pelo por pelo sobre la base de proletano
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Karen García lleva más de 6 años realizando este trabajo |
Katherine Ortega lleva 2 años realizando la inyección de pelo |
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Jessica Suárez lleva 7 años en la empresa |
Yeimy Malagón lleva un año realizando este trabajo |
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Katherine Castro heredó el puesto de su madre |
Cada tira de cabello es unida a una intersección del gorro |
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Angie Lara es encargada de estilizar la peluca
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Mónica Corredor también se encarga del color, peinado y corte de cada peluca |
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Una peluca necesita aproximadamente, el cabello de 5 a 10 personas, lo que corresponde a 1 kilo de pelo |
Lizeth Rivera es la directora de la asociación AMESE
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María Fernanda Chaparro es la psicóloga y directora de programas de AMESE |
AMESE cuenta con el único banco de pelucas en Colombia
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La peluca de Rosa Rodríguez se llamaba Ramona |
Ivonne Acosta decidió no usar peluca |

