Claves para entender y enfrentar la desinformación en redes sociales Una mirada desde la AMI

Por Sara López, Samuel Ortiz, Juanita Vigoya y Sara Alejandra Coy

 

Tres investigadores colombianos explican los peligros de navegar en las redes sociales sin las competencias digitales necesarias. Alertan sobre la necesidad de un proyecto ético, periodístico y educativo que permita distinguir la información veraz de la falsa.

Los avances tecnológicos que favorecen el alcance masivo de la información plantean crecientes preocupaciones frente al uso inadecuado de las redes sociales ¿Qué papel juegan estas en la diseminación de contenidos manipulados? ¿Qué herramientas necesitamos para combatir la manipulación? Estos interrogantes estarán en el centro de la Semana de la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) que realizará la UNESCO en Cartagena, del 21 al 24 de octubre de 2025, un espacio para reflexionar sobre cómo fortalecer la educación digital y el pensamiento crítico en la era de la desinformación.

Tres investigadores expertos, Andrés Lombana, doctor en filosofía de la Universidad de Austin, Texas y magíster en Comparative Media Studies del MIT; Valerie Cortés Villalba, magíster en New Media and Digital Culture por la Universidad de Amsterdam y Pablo Medina, periodista y editor experto en verificación de información en El Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (El Clip) explican el fenómeno de la mentira en redes sociales y plantean cómo hacerles frente desde la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI).

 

La mentira: desde la antigüedad hasta la era digital

Pese a las diversas teorías que explican el origen y evolución de la mentira, el estudio de Amaro La Rosa y Juan Carlos Luján -publicado en la Revista Científica de Comunicación Social Bausate en 2024- estima que ha acompañado a la humanidad desde el principio de los tiempos; en la actualidad, la mentira adoptó el término de ‘Fake News’ y ha evolucionado según los medios por los cuales se transmite. Asimismo, el historiador Andrew Pettegree -en su obra publicada en Yale University Press en el año 2014-, argumenta que el equivalente a los textos y tuits fragmentados de hoy, puede encontrarse en casi todas las épocas de la historia, como información propagada entre la oralidad, los registros escritos, en forma de rumores, discursos manipulados o narrativas deformadas.

Pettegree propone que siempre ha existido la necesidad de la información. En la época preindustrial, las noticias se difundían principalmente a través de rumores, sermones y proclamaciones. Esto cambió durante la Edad Media y el Renacimiento, con la invención de la imprenta, que permitió la reproducción masiva de textos. El historiador plantea que este avance, además de contribuir a la difusión de conocimiento, trajo consigo la impresión de panfletos engañosos.

En el siglo XVIII, la producción de noticias falsas alcanzó su punto más alto con la circulación, a gran escala, de periódicos. Algunos de ellos le daban paso a los rumores, confundiendo la opinión pública que se informaba a través de la prensa escrita. Luego, con la aparición de los medios de comunicación masivos y la rápida difusión de información, aumentó la preocupación por promover un adecuado uso y consumo de la información. De esta manera, surgió la necesidad de implementar herramientas que permitieran contrarrestar los efectos de la desinformación y la propagación de noticias falsas.

El periodismo ante la inmediatez y la viralidad

Andrés Lombana Bermúdez, investigador y profesor de la Pontificia Universidad Javeriana en el campo de la comunicación digital y cultura mediática, ofrece una mirada académica sobre el papel de los algoritmos en la era de la posverdad y la propagación de mentiras a través de los distintos canales de información. Para referirse al origen de la ‘desinformación’, explica la diferencia entre “misinformation (información falsa sin intención de dañar) y “malinformation” (información veraz utilizada con fines dañinos; por ejemplo, la divulgación de datos privados).

Según Lombana, plataformas como Instagram -debido a sus affordances (prestaciones) y usos en la difusión de contenido de carácter visual y multimodal-, poseen un algoritmo que tiene por finalidad “maximizar la interacción y predecir comportamientos, lo que genera fenómenos como las cámaras de eco y filtros burbuja”. En las cámaras de eco, las personas interactúan principalmente con quienes piensan igual, lo que amplifica y valida la desinformación dentro de esos grupos. Los filtros burbuja, por su parte, actúan a través de algoritmos que priorizan contenidos similares a los que el usuario ya ha consumido previamente, haciendo que la información falsa o sesgada se repita y gane credibilidad.

Este ciclo cerrado intensifica la circulación de contenidos engañosos y la polarización, pues reduce los espacios de diálogo y comprensión entre posturas diferentes. Ante esa realidad, el investigador enfatiza en la necesidad de fortalecer y promover programas de Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) como herramienta que facilite “la interacción, producción, circulación y consumo de contenido de forma crítica y responsable”.

Las propuestas de Valerie Cortés Villalba, aportan una perspectiva pedagógica centrada en la formación de audiencias críticas y el rol del periodismo en la era de la inmediatez. Ella es profesora de la Universidad Javeriana, periodista e investigadora en comunicación y periodismo digital.

Cortés Villalba explica que la desinformación actúa como un “desorden informativo”, en el cual formatos ligeros -como memes, reels y carruseles-, funcionan como vehículos ideales para difundir falsedades. Esto se debe a un algoritmo hipersensibilizado que “no distingue si una imagen o publicación de una noticia es verdadera o falsa; solo prioriza lo popular”. Del mismo modo, la experta destaca que debido al propósito interaccional de la plataforma, resulta de carácter fundamental consultar diversas fuentes y medios para combatir estos efectos.

La investigadora también advierte de la responsabilidad periodística frente al fenómeno de la desinformación y explica que el desafío es priorizar la rigurosidad y el contexto por encima de la viralidad. En ese margen, propone que la alfabetización mediática no se limite a enseñarle al usuario a desconfiar, sino que también fomente una lectura crítica, la diversificación de fuentes y una comprensión profunda del ecosistema informativo digital.

Entre tanto, Pablo Medina, periodista e investigador en temas de desinformación y comunicación política, ofrece una visión práctica sobre el funcionamiento de los algoritmos y las estrategias empleadas por los desinformadores. Él precisa que “la mentira siempre ha existido”, pero la tecnología actual ha amplificado su alcance sin precedentes.

El periodista propone que los desinformadores manipulan los algoritmos de recomendación, empleando estrategias “como subirse a tendencias, evitar palabras que el algoritmo sancione o sustituir términos sensibles”. También, aprovechan vacíos en la regulación publicitaria o crean páginas aparentemente legítimas para difundir propaganda.

Medina señala que los públicos más vulnerables son aquellos con menor conocimiento tecnológico, como los adultos mayores o las comunidades con acceso limitado a la educación digital. Por ello, sugiere una estrategia de resistencia, basada en la observación de las emociones de forma crítica: ante un contenido que provoca miedo, odio o euforia, lo recomendable es detenerse, cuestionarlo y consultar otras fuentes antes de compartirlo.

 

La urgencia de una educación mediática

Si bien la desinformación ha estado ligada a la mentira a lo largo de la historia, estudiarla desde el fenómeno digital actual visibiliza cambios sustanciales. Mientras en el pasado la mentira dependía del control por parte de aquellos que poseían poder político o religioso, hoy en día todo aquel que tenga acceso a internet tiene la facilidad de producir, viralizar información falsa y ejercer un control sobre las audiencias. La magnitud y velocidad de circulación, junto a la hiperpersonalización algorítmica, hacen de este fenómeno un problema de mayor escala.

El análisis de los expertos refleja que el problema no es inherente a lo tecnológico, sino que tiene matices éticos y políticos, dado que las plataformas anteponen la interacción y viralidad, por encima de la veracidad. En ese escenario, los periodistas enfrentan la necesidad de adaptar la información y los formatos para llegar a una mayor audiencia mientras que los usuarios carecen, en muchos casos, de herramientas críticas que les permitan explorar el ecosistema digital.

La evolución histórica de la mentira demuestra su capacidad de adaptación a los medios y tecnologías de cada época. En el siglo XXI la desinformación digital plantea un desafío mayor por su alcance, inmediatez y por el potencial que tiene la manipulación personalizada.

Frente a este panorama, la Alfabetización Mediática e Informacional se convierte en una urgencia ciudadana: no solo como competencia técnica, sino como un proyecto ético, periodístico y educativo que permita distinguir la información veraz de la falsa, formar ciudadanos críticos y fortalecer la democracia en la era digital. Este es justamente uno de los objetivos principales de la Semana de la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) organizada por la UNESCO.

Referencias

Colombia será sede de la Semana Mundial de Alfabetización Mediática e Informacional 2025 de la UNESCO. (2025, 11 septiembre). Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia. Recuperado 8 de octubre de 2025, de https://www.cancilleria.gov.co/newsroom/news/colombia-sera-sede-semana-mundial-alfabetizacion-mediatica-informacional-2025-unesco

Dooley, B. (2014). The Invention of News: How the World Came to Know about Itself, by A. Pettegree. Renaissance Quarterly, 68(2), 739–740. https://doi.org/10.1086/682518

Entrevista a Andrés Lombana Bermúdez. (2025, 2 de septiembre). Proyecto Colaboratorio Transmedia – Conferencia AMI, Cartagena. https://livejaverianaedu-my.sharepoint.com/:v:/g/personal/gmorelo_javeriana_edu_co/EYKVJkgOQRBCqg_rypc_sgMB_WMeCftnEL1VxZzIKKyS_w?e=bdp2b9

Entrevista a Valerie Cortés Villalba. (2025, 27 de agosto). Proyecto Colaboratorio Transmedia – Conferencia AMI, Cartagena. https://livejaverianaedu-my.sharepoint.com/:v:/g/personal/gmorelo_javeriana_edu_co/EXxWvSz6AGdMt7cEaB0LsvoB8tkl9rbR4wTPfO0kGJ1A0A?e=DFc1Ow

Entrevista a Pablo Medina. (2025, 29 de agosto). Proyecto Colaboratorio Transmedia – Conferencia AMI, Cartagena. https://livejaverianaedu-my.sharepoint.com/:w:/g/personal/gmorelo_javeriana_edu_co/EZg0K8F1nrlLv6sWq05GLkkBIbRqDQkhjiS9C-9xNszBqg?e=Nhchly

La Rosa, A., & Luján, J. (2024). Del “Periodismo de verdad” a las fake news en la era de la Inteligencia Artificial. Revista Científica De Comunicación Social, (6), 86-98. https://doi.org/10.71187/brc.v0i6.107